Cumpleaños 50 de Carlos Cabrera
CARLOS
CABRERA
Algunos pelitos menos y unos
pocos kilitos más
no cambian el azul de sus ojos, ni
achican su corazón
que ha crecido
durante 50 años...
En la vida ocurren muchas cosas, y después de 50 años es mucho lo que se puede contar. Momentos alegres, difíciles y hermosos, pero siempre con la compañía de las personas que han dejado huella en nuestro corazón, con los años nos vamos despojando de los superfluo, de lo accesorio y nos quedamos con lo que importa, nos hacemos más sinceros, más valientes, menos temerosos, más conforme con nosotros mismos.
La edad nos da una madurez que resulta muy valiosa. Adquirimos la perspectiva del viaje y la experiencia acumulada se transforma en sabiduría. Vivimos más de lo esencial. Cambian nuestras evaluaciones de los acontecimientos y nuestra forma de valorarlos. Esto nos ha permitido hoy estar juntos de nuevo celebrando este momento.
Al mirar atrás en la vida de Charlie encontramos la fortuna de unos padres íntegros, responsables, Don Joaquín y Doña Lilia, que con esfuerzo lograron mantener unidos sacar adelante a Cesar, Jairo, Leonor, Carlos, Martha y Blanca, quienes con sus respectivas familias, desde sus intereses particulares prestan un servicio a nuestra sociedad.
Los amigos de parrandas, paseos, confidencias y “culpables” de nuestro encuentro en la vida el 4 de febrero del 84: Carlos Rubiano, Augusto, Alejandro, Norberto, en fin personas que han significado mucho en la vida de nuestro quincuentiañero.
Y nuestros más grandes tesoros: Nuestras hijas Tata y Lili que le han puesto alegría, orgullo y amor a nuestra vida.
CABRERA
Algunos pelitos menos y unos
pocos kilitos más
no cambian el azul de sus ojos, ni
achican su corazón
que ha crecido
durante 50 años...
En la vida ocurren muchas cosas, y después de 50 años es mucho lo que se puede contar. Momentos alegres, difíciles y hermosos, pero siempre con la compañía de las personas que han dejado huella en nuestro corazón, con los años nos vamos despojando de los superfluo, de lo accesorio y nos quedamos con lo que importa, nos hacemos más sinceros, más valientes, menos temerosos, más conforme con nosotros mismos.
La edad nos da una madurez que resulta muy valiosa. Adquirimos la perspectiva del viaje y la experiencia acumulada se transforma en sabiduría. Vivimos más de lo esencial. Cambian nuestras evaluaciones de los acontecimientos y nuestra forma de valorarlos. Esto nos ha permitido hoy estar juntos de nuevo celebrando este momento.
Al mirar atrás en la vida de Charlie encontramos la fortuna de unos padres íntegros, responsables, Don Joaquín y Doña Lilia, que con esfuerzo lograron mantener unidos sacar adelante a Cesar, Jairo, Leonor, Carlos, Martha y Blanca, quienes con sus respectivas familias, desde sus intereses particulares prestan un servicio a nuestra sociedad.
Los amigos de parrandas, paseos, confidencias y “culpables” de nuestro encuentro en la vida el 4 de febrero del 84: Carlos Rubiano, Augusto, Alejandro, Norberto, en fin personas que han significado mucho en la vida de nuestro quincuentiañero.
Y nuestros más grandes tesoros: Nuestras hijas Tata y Lili que le han puesto alegría, orgullo y amor a nuestra vida.
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